miércoles, 14 de febrero de 2018

¡¿QUIÉN SOY?!

Si buscamos el significado de Religión encontramos que es el “conjunto de creencias, de normas de comportamiento y de ceremonias de oración o sacrificio que son propias de un determinado grupo humano y con las que el hombre reconoce una relación con la divinidad (un dios o varios dioses).” (Wikipedia)

Para entenderlo mejor, dividiremos en:
  •        Conjunto de creencias
  •        Normas de comportamiento, Ceremonias de oración, Sacrificios.
  •        Relación con la divinidad (uno o varios dioses)
¿Cuál es tú conjunto de creencias?

Para poder llegar a Dios tuve que descubrir primero varias creencias, Yo creía en Dios desde pequeña, fui bautizada en la iglesia Católica gracias a mi familia, estuve en colegios Católicos, llegué a ser catequista… incluso líder para forma nuevos catequistas… pero sólo conocía eso.

Dios me permitió llegar a personas de distintos países para poder conocerlos, en un viaje que tuve conocí a musulmanes, hindus, budistas, etc. Conviví con ellos por meses y me encantaba cuando me contaban todo lo que hacían para adorar a sus dioses, pero entre todos uno me llamó mucho la atención… los musulmanes.

Los conocí en un tiempo religioso muy duro para ellos, “Ramadam” este tiempo de ayuno es un reto para cada uno, un reto para demostrar a Dios que mueren a su cuerpo y viven por Él, justo el tiempo en el que trabajábamos, ellos no podían comer, y ese sacrificio que hacían, algunos lo hacían por amor y otros por obligación, era claro al ver como algunos agradecían y pedían fuerza en sus oraciones y otro se quejaban y se rendían.

Los sacrificios que hacen los musulmanes son muy fuertes y eso me sorprendió tanto que decidí investigar mucho más.

¿Cómo te comportas?

En medio de toda la investigación, volví a mi país y empecé a asistir a una Mezquita, me gustaba mucho, me gustaba pensar que hacía sacrificios por Dios, a quien amo, permanecí por 6 meses, oraba 5 veces al día, estaba aprendiendo árabe y me sentía bien, peeeero había cosas que me confundían.

No podía hablar con Dios cuando estaba en esos días que todas las mujeres tienen cada mes, no podía tocar a los hombres ni para abrazarlos, tenía que cumplir con varios pasos y leyes que no eran las mismas para hombres y para mujeres por temas hormonales y algo que acongojó mi corazón… me dijeron que Jesús era un profeta y no Dios como yo pensé toda mi vida.

Eso fue lo último que me dijeron antes de que no vuelva, quise saber… cuál era la verdad, era Dios o era profeta, quién era realmente Jesús y quién era Dios, Jesús para mí era mi ejemplo de vida, pero ¿no conocía a quién seguía? mi confusión me llevo a no creer en nada y en todo al mismo tiempo… pedía consejos, pero nadie podía responder.

Empecé a hacer muchas cosas que no haría alguien que cree en Dios y por lo tanto en su palabra, pero cada vez las consecuencias eran más feas y no sentía Paz para nada.

¿Qué tipo de relación tienes con… la divinidad?

Una persona me dijo, “yo no puedo responder lo que va a pasar luego, ni cuál es la verdad, pero estoy seguro que si le pides a Dios que te responda, Él lo hará”.

Fue en ese momento en que empecé a hablar con Dios, pidiendo que me muestre la verdad, que me diga lo que tengo que hacer o donde tengo que ir, buscaba hacer las paces con Dios, pero no estaba muy fácil, porque sentía que hice las peores cosas de mi vida y no pensé que me podría perdonar.

Un día en Facebook me apareció la opción de postularme a un voluntariado en unos proyectos de desarrollo social, justo estaba saliendo de la universidad y me interesaba mucho hacer este tipo de proyectos, pero antes de hacerlos sabía que tenía que ser parte de uno… y me postulé.

Recibí una llamada de una voz muy amigable y me dijo que me entrevistaría y luego me pidió hablar un poco de inglés porque este voluntariado era con personas británicas, y lo logré, entré y me llevaron a otra ciudad a vivir con una familia.

El primer paso era un campamento de capacitación y todos oraban! Y dije… ok, ¿qué está pasando?, resulta que la empresa del voluntariado era cristiano, pero no era un requerimiento serlo, solo tener la voluntad de hacer las cosas que se pedían. Fui a vivir con una familia que tenía distintas reglas a las que yo estaba acostumbrada y tenía que pasar tiempo con ella, especialmente los domingos que iban a una iglesia.

Sinceramente tuve mucho miedo, no quería volver a confundirme, no quería pasar de nuevo por esos momentos en que no sabía qué hacer ni en qué creer.

La oración formó parte muy importante en mi vida en ese tiempo, pero ya no era orar en árabe, ni repetir el padre nuestro, era una charla espontánea con él… era saber que Él me escuchaba, por la paz que sentía… Siempre me gustó cantar para él, pero cada vez encontraba canciones con más sentido y que iban directo al corazón.

Creo que en ese tiempo todas mis dudas estaban siendo resueltas, hubieron personas que me acompañaron, pero especialmente fue Dios, quién me llevó ahí, me escuchó, me habló y llenó todos esos espacios vacíos que tenía en mi vida.

Conocí a personas muy lindas que me enseñaron mucho, y aprendí que él comportamiento de las personas dependen mucho de sus creencias y Jesús lo confirmó cuando dijo:

“Ten cuidado de los falsos profetas que vienen disfrazados de ovejas inofensivas pero en realidad son lobos feroces. Puedes identificarlos por su fruto, es decir, por la manera en que se comportan. ¿Acaso puedes recoger uvas de los espinos o higos de los cardos? Un buen árbol produce frutos buenos y un árbol malo produce frutos malos. Un buen árbol no puede producir frutos malos y un árbol malo no puede producir frutos buenos. Por lo tanto, todo árbol que no produce frutos buenos se corta y se arroja al fuego. Así es, de la misma manera que puedes identificar un árbol por su fruto, puedes identificar a la gente por sus acciones.” (Mateo 7:15-20)

No significa que se debe juzgar, porque también nos dice que primero saquemos la viga de nuestro ojo, y así podremos ver la astilla del ojo del otro.

Para poder sacar la viga, debemos trabajar en nosotros, reconociendo quienes somos, y si no sabes quién eres, observa que clase de frutos estás dando.



Talvéz tengas una religión, pero si no tienen una relación con Dios, empieza a hacerlo, conocer lo que él quiere para tí te ayudará a saber que camino elegir.

“Recuerda cómo el Señor tu Dios te guió por el desierto durante cuarenta años, donde te humilló y te puso a prueba para revelar tu carácter y averiguar si en verdad obedecerías sus mandatos.” (Deuteronomio 8:2)

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