Meditar puede ser una
de las formas más efectivas para autoevaluarse, te haces consciente de cómo respiras
y con cuanta profundidad, también podemos escuchar nuestros pensamientos y
conocer un poco más de lo que está dentro de uno.
Durante este tiempo
estuve analizando mi carácter y reconociendo
actitudes y respuestas ante algunas situaciones, busqué lo bueno, malo o “normal”.
Quería saber de alguna manera lo que otros piensan y como ven mi comportamiento,
porque habían personas que se alejaban por algún motivo, también me di cuenta
que existen personas más correctas que otras, más flexibles que otras y más
espirituales que otras (sobretodo cuando pides consejos). Al analizar todo esto concluí que nadie debería definir
quién eres o quieres ser, solo uno y él es Dios, quien nos creó.
Reconocerme me ayudó a ser consciente de que habían muchas actitudes mías que no venían de Dios. En su palabra
Él nos da consejos para mostrarnos como hijo de Él, “A un
árbol se le identifica por su fruto. Si el árbol es bueno, su fruto será
bueno. Si el árbol es malo, su fruto será malo” (Mateo 12:33) Somos
un árbol, un árbol que posiblemente tuvo sus raíces puestas en una tierra que
no era buena, que no era fértil y no dio buen fruto, pero que tiene la
oportunidad de dejar que el mejor jardinero quite estas ramas y mueva sus raíces a tierra fértil y bendita,
para poder dar buen fruto, la clave está en reconocerse.
Sinceramente por más de que intenté cambiar
muchas de mis actitudes, aún me cuesta reaccionar bien frente varias
circunstancias, mis sentimientos pueden provocar reacciones no muy agradables
para los demás, mis gestos o ser muy directa al hablar provoca reacciones que no me gustan y para muchos no son agradables, aunque también hay personas que si entienden mi forma
de hablar. Pero esto me llevó a pensar en la frase de Jesús cuando dice, “Si tu ojo te hace pecar,
sácatelo y tíralo”, creo que no sólo hablaba de algo físico, también en nuestra
actitud. Dios nos pide dar amor a los demás y quizás mis gestos no son de amor y mi forma de expresar lo que pienso no lleva esa base, no construye ni ayuda y eso es lo que
no está bien.
Pedro aconseja lo siguiente: “Esfuércense al
máximo por responder a las promesas de Dios complementando su fe con una
abundante provisión de excelencia moral;
la excelencia moral, con conocimiento;
el conocimiento, con control propio;
el control propio, con perseverancia;
la perseverancia, con sumisión a Dios; la
sumisión a Dios, con afecto fraternal,
y el afecto fraternal, con amor por
todos. Si soy un árbol, con las raíces puestas en Dios, mi fruto debe ser amor
para todos, sin importar quienes sean o lo que hayan hecho y hablado, podemos
intentar que nuestro carácter esté formado con la mirada puesta en Cristo.
Podar es importante (la poda incrementa el
rendimiento del fruto) y es tiempo de hacerlo, podar pensamientos, actitudes,
habilidades, para luego lograr ese propósito por el que Dios tejió nuestro
cuerpo y formó nuestra mente. Creer que todo lo que pasó y todos los momentos
en los que estuvimos abajo, sintiendo inseguridad, descontrol o falta de amor,
tuvo ese propósito, tiene ese fin. Él es agua viva, que aún en el desierto,
donde no encuentras nada, lo encuentras si lo buscas, te consuela y te da paz.
Si en tu vida hubieron personas que te dijeron
quien eras y las cosas que haces mal o bien, es bueno, porque ellos esperan
algo más de ti, está bien escucharlos, pero no dejes de escuchar a Dios, analiza
todo lo que te dicen y compara con lo que Dios pide de ti, dejemos que sea Él
quien nos califique, quien nos aconseje y nos guíe para poder ser arboles
buenos, que dan buen fruto.
“Tú me observabas mientras iba cobrando forma en secreto, mientras se
entretejían mis partes en la oscuridad de la matriz. Me viste antes de que
naciera. Cada día de mi vida estaba registrado en tu libro. Cada momento fue
diseñado antes de que un solo día pasara.” (Salmos 139). Siento mucha emoción
al pensar lo importante que soy para Dios y que se tomó el tiempo de diseñar cada parte de mi para cumplir con un propósito y de escribir todo lo que viví, las pruebas que
puso para poder formar mi personalidad y mi carácter, agradezco por poner a las
personas que hoy me rodean y me ayudan a ser alguien mejor.